La importancia de las abejas

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Normalmente cuando vemos una abeja, nos asustamos e incluso corremos, pues estos pequeños insectos voladores pueden llegar a hacernos mucho daño. No obstante, su función en el ecosistema es imprescindible, ya que se trata de uno de los principales polinizadores del planeta. 

 

Estos insectos, con una compleja estructura social, están en peligro de extinción, y eso supone un grave riesgo para el resto de la biodiversidad existente en el planeta. Sin ellas, la reproducción de muchas plantas se vería impedida y el resultado de ello sería la pérdida de un gran número de especies y por tanto un desequilibrio en el ecosistema. En resumen, dependemos de las abejas, como parte esencial de la biosfera.

Las abejas, al igual que mariposas, avispas, aves y ciertos mamíferos contribuyen al proceso de la polinización. Este proceso es nada más y nada menos que la reproducción de las plantas, cuando se transfiere el polen de flores masculinas a flores femeninas. 

¿Qué es la polinización? 

Cuando una abeja se posa sobre una flor masculina, su pequeño cuerpo, cubierto por una especie de vellosidad, se queda impregnado de polen de los estambres, que posteriormente será transferido cuando la abeja cambien de flor, en este caso femenina. De este modo la flor femenina queda fecundada, pudiendo así producir frutos y semillas. Para ello, la naturaleza ha desarrollado llamativos colores y olores, pues cuanto más llames la atención de estos insectos, más probabilidades tendrás de prosperar como especie. Además, las abejas se benefician tanto del polen como del néctar que recolectan. Con el polen obtienen una rica fuente de proteína, y con el néctar producen miel. 

¿Por qué dependemos de las abejas? 

De acuerdo con estudios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, el 85% de los bosques y 70% de los cultivos agrícolas son polinizados por las abejas, es decir, dependemos de las mismas para nuestra supervivencia. 

Factores como la tala de grandes extensiones de bosques, el uso de insecticidas o  la aparición de nuevas enfermedades que afectan a las abejas, han hecho que su población se vea drásticamente reducida, lo cual ha puesto a la comunidad científica en alerta, pues como bien he explicado anteriormente, la función de las abejas es imprescindible dentro de nuestro ecosistema. 

La Comisión de la Unión Europea, adoptó en 2018 una iniciativa sobre polinizadores, para hacer frente al declive de la población de este tipo de insectos, ya que nuestra seguridad alimentaria depende de los mismos. Según la Comisión: “hasta finales de 2020, se habían ejecutado más de 30 acciones en tres ámbitos prioritarios: mejorar el conocimiento sobre el declive de los polinizadores; abordar las causas del declive; involucrar a los ciudadanos y promover la cooperación para detener el declive”. 

Además, se puso en marcha un proyecto llamado “Parque de Polinizadores”, una realidad virtual que nos muestra un futuro no tan lejano, en el cual este tipo de insectos han desaparecido, para así concienciar a la sociedad mundial de la importancia de preservar el medio y a todos aquellos animales que lo habitan.

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Las abejas, no son solo un mero insecto que nos ronda cuando comemos algo dulce, se trata de uno de los animales más importantes del planeta y sin el cual no podríamos vivir. Por ello no debemos asustarnos cuando vemos una, y mucho menos matarla, sino respetarla y ser conscientes de su maravillosa función dentro del ecosistema. 

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