En 2009, Ecuador y Bolivia modificaron sus constituciones para incluir la idea de Sumak Kawsay* y reconocer oficialmente a la naturaleza como una entidad que necesita de personalidad jurídica. Desde entonces, se han ganado varias batallas legales en contra de las empresas extractivas, gracias a este cambio en sus respectivas constituciones.
En 2009, los líderes de Ecuador y Bolivia también hicieron campaña ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para que se le concediera el reconocimiento al día 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra. Este cambio puede parecer trivial o innecesario para algunos, ya que el Día de la Tierra se celebra en Estados Unidos desde 1970, pero las palabras tienen significado, y los líderes de Ecuador y Bolivia lo sabían.
Añadir la palabra “madre” cambia por completo la relación que mantenemos con la naturaleza, reconociendo su importancia, su función protectora y nuestra dependencia de su salud. De repente no estamos luchando por una roca que llamamos Tierra, de la que podemos extraer y explotar a nuestro antojo, sino que estamos respetando la inteligencia de la Madre Tierra, reconociendo la relación simbiótica entre todos los seres vivos, incluyendo el planeta en el que habitamos.
Bolivia y Ecuador le regalaron al mundo una palabra, pero en realidad le dieron al mundo su cosmovisión: el medio ambiente no está en “crisis”, lo que verdaderamente está en crisis es la relación de Occidente con la naturaleza. Cambiar el Día de la Tierra por el Día Internacional de la Madre Tierra fue un mensaje sutil pero simbólico para Occidente: sanen su relación con la Madre Tierra, escúchenla y vivan en armonía con el mundo natural. Así es como podemos honrar realmente la vida, hoy y todos los días.
Isabella Cavalletti es tejedora de historias y cofundadora de eco-nnect.
Este artículo fue traducido por Sarah Camhi. Hace parte del equipo de eco-nnect desde el 2020.